
LA RUTA.-
Se entra en Zubiri por el puente de la Rabia, puente medieval de mampostería de piedra, fijado al suelo por un estribo central, que se resuelve en dos suaves pendientes, apoyadas sobre dos arcos idénticos. Según cuenta la tradición, las reliquias de Santa Quiteria, que tenía el poder de espantar la enfermedad de la rabia, fueron encontradas en el pilar del puente. Esta circunstancia hizo que los lugareños y visitantes afectados por esa enfermedad, diesen tres vueltas alrededor del puente para sanar del mal o paseasen a sus animales para curarlos o prevenir el daño.
El casco antiguo de Zubiri es un caserío pequeño, formado por una plaza cuadrada con casas, algunas travesías laterales, y una recia casona, desde donde sale un largo andador plantado de árboles. Lejos del pueblo, sobresalen algunas chimeneas de fábricas de magnesitas. Es agradable visitar la parte alta, donde el ganado pace en los prados, y el cementerio luce flores de colores a cuyos olores acuden las abejas.
La salida de Zubiri transcurre en un entorno mullido por la vegetación. Un duro repecho lleva al caserío de Ilarratz, de típicas casas navarras. El paso por Ezquirotz, una loma redonda poco habitada, es el vestíbulo de Larrasoaña.
Al pueblo se accede por el puente medieval de Los Bandidos, provisto de tres ojos pues, en este punto los saqueadores robaban sin piedad a los peregrinos, e incluso, los asesinaban. Una alargada vía central permite reconocer excelentes muestras de arquitectura rural, destacando una casa del año 1500, la más antigua. Desde el siglo XVIII dos cofradías se encargan de ayudar a los peregrinos en todo lo necesario.
De Larrasoaña a Aquerreta y Zuriaín, se va por un largo camino de densa y profusa vegetación, a veces junto al río Arga, bajo una umbría agradable. En Zuriaín es fácil encontrarse con manadas de ponis de raza autóctona, que se solazan sin levantar la cabeza.
Se sigue caminando junto al Arga hasta llegar a Irotz y, tras pasar el puente románico, se toma la senda paralela a la carretera, que conduce a Zabaldica. A esta altura del valle, el paisaje deja de ser tan natural, y se entra en una zona de repoblación forestal de pinos en las laderas. Sigue acompañándonos el bosque de ribera junto al río. En este lugar, es preciso desviarse ligeramente para visitar la iglesia románica de San Estebán, del siglo XIII. Es interesante el campanario, que se abre en lo alto de una torre rectangular, pues cuelgan dos pesadas campanas de bronce, una de las cuales es tenida por la más antigua de Navarra, del año 1377. Desde lo alto, hay bonitas vistas del valle de Esteribar.
El camino transcurre por Arleta, diminuto caserío, y encara la población de Villava, una vez se ha pasado el puente medieval de la Trinidad de seis arcos, sobre el río Ulzama, próximo a confluir con el Arga. Las aguas bajan cristalinas y es posible ver los vuelos del martín pescador a nada que se detenga el paso. Al otro lado del puente, está el antiguo hospital-convento de la Trinidad.
La alargada calle Mayor de Villava, merindad de Pamplona, de 10.000 habitantes aproximadamente, aboca a Burlada, a solo tres km. de Pamplona. Se acaba el paisaje rural y se sustituye por el urbano. Traspasado el puente medieval de La Magdalena y un crucero, que fue donado en 1965 por la ciudad compostelana, se recorren las murallas de Pamplona, y se penetra en el casco antiguo de la ciudad a través de la Puerta de Zumalacárregui o Portal de Francia.





Puente de la Magdalena
CruceroPortal de Francia Pamplona
ALOJAMIENTOS.-
Larrasoaña
Albergue de Peregrinos: 9 euros
Albergue San Nicolás: 14 euros
Pensión El Peregrino: 50 euros
Pensión Casa Tau: 50 euros
Villava
Albergue Munnicipal: 14 euros
Pensión Obel: 30 euros
Hotel Villava Pamplona***: 50 euros
Burlada
Hostal Casa Jacinto: 47 euros
Hotel Burlada**: 55 euros
Pamplona
Albergue Municipal Jesús y María: 12 euros
Albergue Casa Paderborn: 9 euros
Albergue Plaza de la Catedral: 18 euros
Albergue de Pamplona-Iruñako: 18 euros
Hostal Casa Ibarrola: 25 euros.
Hostal Bearán: 47 euros
Hotel Príncipe de Viana**: 50 euros.
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