Luciano Huidobro nació en la localidad burgalesa de Villadiego en el año 1874, con la que mantuvo siempre una estrecha relación. Acompañó a su padre por tierras de Aguilar de Campóo en la infancia y juventud, de donde le viene probablemente la vocación por la Historia y el gusto por la naturaleza castellana, como quedó de manifiesto en su obra Breve historia y descripción de la Muy Leal Villa de Aguilar de Campóo . Fue ordenado sacerdote en Salamanca. Parece que fue párroco en el lugar de nacimiento durante veinte años, pero este extremo no está acreditado. Obtuvo la Licenciatura de Filosofía y Letras a finales del siglo XIX y, desde este momento, manifiesta un enorme interés por los temas históricos y arqueológicos de la provincia de Burgos y Castilla. Consecuencia de ello, son numerosos artículos y publicaciones de indudable interés. Sí, por el contrario, queda plenamente acreditado que trabajó de asesor de Arqueología en el Arzobispado de Burgos y fue responsable del Archivo Diocesano de esta ciudad. Fue también académico numerario y vicedirector de la Institución Fernán González, entre otros muchos honores institucionales, como es el de Cronista Oficial de la provincia de Burgos. Muere en la capital del Arlanzón el 16 de enero de 1958.
Escribe una obra local de asunto jacobeo, El Camino de Santiago a su paso por Castrojeriz, pero la obra general más importante es Peregrinaciones Jacobeas, galardonada con el Premio del Caudillo en 1945 y publicada por el Instituto de España en 1949.
El libro no es, sin embargo, obra de un solo autor, sino de varios colaboradores. Luciano Huidobro trabaja como coordinador general, pero determinados temas locales o específicos recaen en un elenco de autores que aportan su saber en cada campo. Forman este grupo Mariano Domínguez Berrueta- catedrático de Instituto-, Marcelo Nuñez de Cepeda- archivero y bibliotecario-, Francisco Gutiérrez Lasanta–historiador-, Ciprianno Baraut Obiols, Manuel Narciso Peinado Gómez-profesor e historiador-, Isidoro Escagüés Javierre-académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas-, Luis Cortés Vázquez-profesor universitario- y Pedro Garmendia Goyeche-archivero y bibliotecario-.
El estudio se articula en tres tomos. El primero dedica las dos primeras partes al tratamiento de la predicación del Apóstol en Hispania y su posterior traslado a la Península, una vez decapitado en Jerusalén en el año 42-43 d.C., así como otros asuntos relacionados con el fenómeno jacobeo.
Resulta para el autor muy importante, incluso transcendente, probar documentalmente la presencia de Santiago en pagos hispánicos, sobre todo, en Galicia y Zaragoza, donde se erigió un templo mariano en recuerdo del predicador. La tradición supone que los Apóstoles de Cristo eran llevados a enterrar a los lugares de predicación, de manera que, si Santiago estuvo evangelizando en tierras hispanas, es muy probable que se trajera a inhumar a Galicia, como supone el autor. Sin duda, Luciano Huidobro echa todos los restos y conocimientos en esta demostración, a saber, que el Apóstol visitó la Península con aquel propósito y fue enterrado en el extremo más occidental de Hispania, donde el mundo agonizaba.
Atractiva es la afirmación por la que el escritor dice que las peregrinaciones hacia la tumba de Santiago en Galicia se producen desde el mismo suceso del enterramiento y que, a pesar del olvido o abandono durante la época visigoda, no dejo de visitarse nunca. Luego, habría de producirse el hallazgo de la tumba en el año 813, fecha en la que se abre un nuevo período más floreciente de peregrinaciones, pero no dejaría de ser una prolongación de la época primitiva. En definitiva, peregrinos los ha habido desde que Santiago fuese enterrado en los confines de Galicia.
Respecto a los demás contenidos debe enfatizarse el apartado dedicado a la literatura jacobea, comprensiva no solo de canciones e himnos que los peregrinos entonaban a su paso, sino también de romances y otras manifestaciones literarias inspiradas en la temática peregrina. Es valiosa la recuperación de algunos romances viejos como el de la Peregrina o el de Gaiferos, que sirven de disfrute tanto al erudito como al curioso lego.
Por último, la tercera parte del tomo primero aborda el asunto de las peregrinaciones a través de las regiones de Cataluña, Aragón, Navarra y Logroño, sin duda con toda la carga de profundidad de la que es capaz de manejar el diestro investigador.
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