Durante casi quinientos años el Camino de Santiago ha permanecido dormido, a la espera de tiempos mejores. Pero en el último cuarto del siglo XX se despereza poco a poco, recobrando el dinamismo y la vitalidad perdidos. Se asemeja a una calle que, bulliciosa y animada , deja un día de serlo para convertirse en un viejo boulevard silencioso en el que ya no pían ni los ruiseñores de antaño, pero al cabo retornan sus inquilinos y el destartalado boulevard recobra el limpio brillo que perdió. Para que este cambio se produjese fue, sin embargo, necesaria la cocatenación de diferentes sucesos de entre los que destacamos los siguientes.
El primero de ellos es la declaración en 1985 de Santiago de Compostela como ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esto supone un refrendo muy importante para la ciudad sobre la que centran su atención millones de personas de todo el mundo, algunos futuros caminantes que empiezan a pensar en la suerte de visitarla. El siguiente hito, que ya abre el apetito senderista de muchos peregrinos, es el título que el Consejo de Europa otorga en 1987 al Camino de Santiago, en su vertiente del Camino Francés, de Itinerario Cultural Europeo, galardón excepcional que este organismo concede a rutas de especial interés cultural de Europa. La visitas de Juan Pablo II a Santiago de Compostela en 1989 y de Benedicto XVI en 2010 ponen una nota más de favor para estas tierras. Con posterioridad el Camino Francés sigue la misma suerte que la ciudad compostelana y recibe en el año 1993 la declaración de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Cinco años después las rutas francesas reciben el mismo premio internacional. Puede afirmarse que a partir de estas fechas el camino entra en sus años álgidos sin ruptura de continuidad hasta la actualidad.
Pero se deja deliberadamente para el final la labor extraordinaria que hizo el cura de O Cebreiro, D. Elias Valiña Sampedro, en favor del desarrollo y enaltecimiento del Camino Francés. Nacido en una aldea de Lugo en 1929, se licenció en Derecho Canónico y escribió una tésis doctoral, El Camino de Santiago. Estudio histórico-jurídico,que fue brillantemente defendida en la Universidad de Salamanca en 1965. A pesar de todo, lo insólito fue que el bravo D. Elias, brocha en mano, recorrió en un Citroen GS de la época el Camino Francés desde Roncesvalles a Santiago marcando cada jalón, cada cruce, con una señal amarilla para que el peregrino no errase sus pasos y no se perdiese en el dédalo de las sendas. Impulsó el asociacionismo para la defensa y conservación del Camino y ejerció su ministerio, dicen quienes lo acompañaron, con la dignidad de un buen sacerdote. Muere prematuramente en 1989 y vaya para él nuestro recuerdo y cariño sinceros. Sin duda, le gustaría saber a D. Elías que yo utilizo su librito El Camino de Santiago. Guía del peregrino cuando confecciono estas sencillas notas.
Y por el fondo, en lontananza, aparece algo abatido, pie a tierra, el peregrino, que probablemente quiere contarnos alguna cosa.
Debe estar conectado para enviar un comentario.