Mi camino hacia Santiago.

AL LECTOR,

   He vuelto a reorganizar este cuaderno del Camino de Santiago como quien recoloca su cuarto, o limpia un corral, y pone orden nuevo en su entorno.

  «Reorganizar» es por algo, o debe serlo. Hace años decidí iniciar desde Burgos el milenario camino jacobeo sin ninguna motivación especial. Andar era lo importante, y sigue siéndolo. De aquellos primeros pasos surgió unos apuntes tomados al borde del camino que resultaron el origen de este cuadernillo personal. Y sin darme cuenta he ido acaparando otras cuestiones que para mi eran importantes.

   Este cuaderno no es otra cosa que la respuesta a mis preguntas cuando, solo, me detenía a descansar bajo un copudo árbol o disfrutaba de los atardeceres castellanos junto a las riberas cañizas de alguna laguna. En fin, yo preguntaba y nadie me contestaba, y en ese trabajo de obtener respuestas cuajaron estos pliegos escritos a empellones y con la pasión de un loco enamorado, porque me he enamorado también del camino. Me he metido en un charco rebosante de agua cristalina; estoy rodeado de un tropel de historias, personajes, sucesos, anécdotas, leyendas, fantasmagorías, inventos, realidades, mistificaciones, todas tan magníficas como humanas, que tengo la obligación- me la he impuesto yo mismo- de seguir conociendo y discriminando, aunque solo sea por sentirme bien.

     Y llegado a este punto, ¿hacia dónde voy? ¿qué quiero hacer? Si miro hacia atrás me entran las ganas de borrar, modificar, enmendar textos porque barajo cada vez más información del tema de Santiago, que me impele a esa labor recomponedora. Pero lo dejo para más adelante. Ahora me toca culminar el comentario de los cronistas y autores de guías de viajes de los siglos XX y XXI, que aportan una visión tan singular como necesaria de la cultura jacobea; luego iniciar el examen de la historiografía, que sientan las bases eruditas del Camino de Santiago; apuntalar después la faceta musical tan fecunda pues el peregrino acompañaba sus pasos de lánguidos o sonoras voces, según el ánimo; y culminar por fin con el relato de las leyendas, pues no debe olvidarse que el Camino es, como todo, una mixtura apasionante de realidad y  fantasía. A tales fines obedece esta nueva organización. Y pocas cosas más, cosas mías, bagatelas, ocurrencias, juegos, recuerdos…, es decir, todo lo que seguramente sobra o está de más en este cuaderno.

    En cuanto a ti, lector, me pareces una pieza fundamental de esta vía comunicativa. Reflexiono como que la tarea de escritura es un acto solitario que va dirigido al propio escribiente. Pero no es verdad.Se escribe para los demás: no existe intención de comunicación que no apele al otro, al lector, a ti. Por eso debo agradecerte la paciencia que pones en la lectura de cada línea y la comprensión que tienes cuando escribo algo que no es de tu agrado. Con ella cuento y con la del Apóstol Santiago también, que a buen seguro me dará un fuerte tirón de orejas, si algún día me encuentro con Él.

               Si alguien desea notificarme alguna cosa ( enmiendas, datos, opiniones etc) puede hacerlo también a través del correo electrónico propio:           lafelguerafanjul@gmail.com   

                Mi agradecimiento a Sonia Muslares, autora de este soporte informático.

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21 pensamientos en “Mi camino hacia Santiago.

  1. Amigo José Manuel, me encanta que nos dejes a los que tenemos menos fuerza de voluntad unas miguitas para que podamos seguir tu camino.

  2. Este cuaderno de bitácora me habla de un viaje interior que se hace a través de un paisaje que remite a ese algo invisible, mágico, fuera del tiempo, que es de nuevo convocado o rescatado. Más allá de la cruda realidad de las tierras, las tierras de España, del corazón a veces amargo de las gentes, más allá de las piedras y los rincones de los templos que asaltan al camino, el viajero encuentra sus fantasmas, sus recuerdos, habla consigo mismo como con otro, se pregunta por lo perdido y por lo que le cabe esperar de su camino y de la vida que falta. A veces el calor de un alma gemela te trae de nuevo a la realidad, le reconforta en lo cotidiano, en la charla, en la mesa pero es solo momentáneo. No hay camino sino por los ensueños del alma, entre los entresijos del entrecejo de la mente. Están también los guiños, ¿no eran de Carrión los caballeros que afrentan a las hijas del Cid y es aquí sin embargo y quizás por aquella falta donde han de ocultar las damas los hombros desnudos? Yo no he hecho este camino,, acaso deberíamos hacerlo al revés hacia el origen, no al final de la tierra sino a las fuentes del saber, Roma, París, Atenas pero no soy ingenuo sé que no encontraríamos apenas nada, acaso iglesias más antiguas y más altas, salvo lo que llevamos dentro en la mente y se desdobla ante nosotros, se encarna nuevamente como gigante sobre aquel molino o como el amor que espera.

    • Precioso y espero la continuación. Te dejo mi blog sobre las lecturas mías con también fotos de viajes nuestros

    • Sí, Alberto, estoy de acuerdo: el verdadero paisaje e incluso el más real es el interno de cada uno, que no se separa de nosotros y que ,como dices,se desdobla de muchas maneras. Por eso, el gran relato es el que cuenta el paisaje interior. ¿Qué es si no la poesía e incluso la narrativa moderna desde el Simbolismo hasta hoy?
      No nos olvidemos, sin embargo, del otro paisaje, del exterior porque ambos conforman la Vida con mayúsculas.
      Gracias por tu texto hermoso.

  3. Ya he llegado al final de tu camino…espero, como otros de tus amigos opinan, que el camino continúe.Esperaré tu relato final.
    Me ha encantado que al escribir tus vivencias te acordaras de agradecer a tu mujer el que se haya quedado al margen del camino para cuidar de tus hijos. Seguro que esa referencia la habrá emocionado.
    Y en cuanto a tu reflexión sobre tu profesión, me gusta comprobar que las dudas que nos rodean son dudas compartidas por la mayoría de las buenas personas.

    • Me doy cuenta de que el tiempo es un bien, por escaso, muy apreciado, como las grandes cosas- el amor, la amistad, la honradez…- Tómate el tiempo que necesites y despues de hacer todo lo importante, asómate cinco minutos a este cuaderno (¿ por qué lo de «blog»?), no más. Por cierto, Circe, estoy convencido de que eres aún más hermosa al natural.

  4. ¡Hola! amigo y profesor José Manuel Fanjul. Me encanta escuchar tus historias en clase sobre el camino de Santiago y que hayas incluido mi nombre en tus comentarios. Gracias, eres el mejor Profesor.

    • La pregunta que me hiciste tenía mucha miga y no pude dejarla pasar sin más. Sabéis que no quiero influir sobre vosotros en cuestiones íntimísimas como es la religión, la piedad o la espiritualidad de cada uno. Pero tú,no obstante ,has deducido o captado creencias mías. No es fácil explicarlas. Por eso, he querido recoger tu pregunta y responderla de la manera más objetiva y aséptica posible, respetando totalmente las creencias de todos.
      Gracias a ti, Manuel, y a vosotros por tolerarme cada día, que no es poco.

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